CAPITULO I
Esta historia es irreal, por lo menos eso es lo que creo, pero nunca se sabe.
El personaje lo he llamado Marcos Rivara, lo he imaginado de 39 años de edad, algo más de un metro setenta de estatura, y un peso aproximado de ochenta kilos. Semi calvo morocho y que se desempeña como chofer de ambulancias del hospital central de la ciudad.
Está casado con Blanca Pesce, unos años menor Marcos, digamos 35 años, llena de dolores y enfermedades nunca diagnosticadas y que trata de cumplir, entre quejas, con sus tareas de ama de casa. Llevan poco más de diez años de casados. Durante los primeros tiempo el matrimonio transitó por los carriles normales y comunes a toda pareja, pero de a poco se fue convirtiendo en un infierno, donde las fuertes discusiones comenzaron a sucederse diariamente llegando, en alguna oportunidades, a la agresión física.
Si bien cualquier motivo es valedero para trenzarse en una disputa, el que suele repetirse muy a menudo es la queja de Blanca con respeto al dinero y a la poca voluntad de Marcos por conseguir un trabajo mejor remunerado.
- Si no fuera por mi maldita enfermedad, ya estaría trabajando y no tendría que estar pidiéndote para los gastos - siempre utiliza la supuesta enfermedad que pareciera formar parte de una masoquista cláusula y que Marcos acepta y que a la vez utiliza para castigarla riéndose de los dolares de ella y también culpándola por no haber podido darle un hijo.
De esta manera transcurre la vida de Marcos y Blanca, quienes seguramente no podrían recordar cuando hace que no pasan un día en paz.
Marcos ha pensado muchas veces en abandonarla pero inexplicablemente sigue aceptando esa vida.
Continuará
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CARTA A UNA AMANTE DESPISTADA
Clotilde:
Hoy, a muy pocas horas de haber pasado una noche inolvidable contigo, tomo la pluma para escribirte y disculparme.
Por este medio debo confesarte toda la verdad. Esa verdad a la que anoche falté, para lograr de ti esos que todos lo hombres viven deseando de la mujer y que se conoce como prueba de amor.
Espero que alguna vez puedas comprenderme y en consecuencia, perdonar mi actitud.
comienzo por descargar mi conciencia, diciéndote que ese lugar al que te llevé, no era el Hospital de Niños donde tenía internado a un sobrinito y que al llegar a la habitación descubrí que le habían dado el alta médica.
No Gertrudis eso era un hotel alojamiento y el corte de luz no fue tal, yo bajé el interruptor para quedar a oscuras, como tampoco fue verdad que escuché ese ruido que me asustó mucho y por el cual te empujé y caí encima tuyo sobre la cama.
Es tarde Clotilde, pero recién comprendo que no debí comportarme de esa manera aprovechándome de tu inocencia.
Me siento una basura Clotilde y se que no merezco tu perdón, pero quiero sentir el alivio confesando todas la mentiras que te dije, por ejemplo: Como yo sabía de tu debilidad por las golosinas, te hice creer que era dueño de una fábrica de dulces y que desde hacía varias Navidades, era proveedor de Papá Noel y que si aceptabas mis caricias amorosas, no sólo te iba a llevar a la fábrica para que te dieras el gusto de comer todo el dulce que se te ocurra sino que también te iba a presentar al señor Noel.
Sobre el mismo tema, quiero que sepas que ese chupetín que te hice probar en medio de la oscuridad, con la intención de saber tu opinión y que por lo que noté te resultó exquisito, no era un nuevo producto de la fábrica, no Clotilde, eso era una gran... mentira.
Todo lo de anoche fue un engaño, también lo de la billetera olvidada, lo de los mil dólares que te pedí prestados para comprarle garrapiñadas a mi sobrino y para colaborar con la cooperadora del Hospital de Niños, que tuve que pagarle antes de subir a la habitación, a ese señor que estaba detrás de una ventanilla, si, fue otra mentira.
Lo de la argolla de cortina que se me quedó trabada en el dedo de la mano izquierda también fue un engaño; eso era el anillo de compromiso que nunca me puedo quitar porque el reuma me inflamó toda la mano.
Te falté a la verdad cuando te dije que mi religión no permite estar más de dos minutos vestido en una habitación a oscura porque los dioses se ofenden, en cambio si uno se saca la ropa los dioses lo besan y lo acarician por fuera y por dentro.
También te mentí cuando te dije que la cerradura tenía un sistema de seguridad que una vez cerrada la puerta, por dos horas no se la puedía volver a abrir.
Con el alivio de haber confesado la verdad, me despido Clotilde no sin antes decirte nuevamente que me arrepiento de haber utilizado la experiencia que me dan los 87 años recién cumplidos, para engañar a una joven como vos de tan solo 65 años.
Atte. Epifanio
P/d. si te gustó el chupetín hacémelo saber
Por Rubén Lamónica
Cuando en 1040, Leofrico el Danés era señor de Coventry tuvo la genial idea de aumentar despiadadamente los impuestos que pesaban sobre sus vasallos
(idea muy bien aceptada por todos nuestros ministros de economía).
El pueblo Coventrino (o como se lo llame) envió a sus representantes más notables a implorar por una rebaja, pero esos representantes que tenían buenos
sueldos, gastos de representación, plus por desarraigo y otros negociados, nada lograron. Entonces decidieron hacerle llegar la queja a la esposa de Leofrico.
¿Quién era ella?, nada más ni nada menos que Lady Godiva, una mujer muy amada por su pueblo, principalmente por los hombres, como se verá más adelante.
Doña Godiva tuvo actos de piedad con pobres y enfermos de Coventry, fue la creadora de la Fundación Godivita (que entre otras cosas regalaba juguetes el
dia de reyes).
Se decía que era muy desprendida, luego se sabría que también era muy desabotonada (desabrochada).
Lady Godiva intercedió gustosamente ante su marido para que éste rebajara los abrumadores impuestos, pero Leofrico rechazó de plano el pedido y dijo a
su mujer:
- “¿No tienes vergüenza al interceder por esos siervos planideros y viles?”.
A lo que Godiva respondió muy molesta: - “¡Los pobres no son viles!, en cuanto a planidero, no te lo puedo asegurar porque es la primera vez que oigo esa palabra” - y
agregó, - “Para demostrarte que no son viles, recorreré la ciudad a caballo trotalmente desnuda y verás el comportamiento del pueblo”.
Leofrico aceptó el reto y aseguró que si todo resultaba como su nujer creía, haría una rebaja en los impuestos.
Cuando los vasallos supieron cual sería la actitud de Lady Godiva, se encerraron en sus casas,(sorprendentemente ese día fue record de venta de taladros).
A la mañana siguiente, Lady Godiva, totalmente desnuda, recorrió la ciudad de un extremo a otro mientras las puertas y ventanas se mantuvieron cerradas.
Leofrico, cumplió con lo prometido, bajando los impuestos.
Conclusiónes:
- Eso de que nadie espió, que se lo hagan creer a magoya, serían vasallos pero no idiotas.
- Lady Godiva, no actuó así por amor a su pueblo, lo hizo porque quería pasar a la historia y Coventry no daba para otra cosa.
- Leofrico, se quedó con los derechos de comercialización del acontecimiento y con ello compensó la rebaja de los impuestos.
Esta historia es irreal, por lo menos eso es lo que creo, pero nunca se sabe.
El personaje lo he llamado Marcos Rivara, lo he imaginado de 39 años de edad, algo más de un metro setenta de estatura, y un peso aproximado de ochenta kilos. Semi calvo morocho y que se desempeña como chofer de ambulancias del hospital central de la ciudad.
Está casado con Blanca Pesce, unos años menor Marcos, digamos 35 años, llena de dolores y enfermedades nunca diagnosticadas y que trata de cumplir, entre quejas, con sus tareas de ama de casa. Llevan poco más de diez años de casados. Durante los primeros tiempo el matrimonio transitó por los carriles normales y comunes a toda pareja, pero de a poco se fue convirtiendo en un infierno, donde las fuertes discusiones comenzaron a sucederse diariamente llegando, en alguna oportunidades, a la agresión física.
Si bien cualquier motivo es valedero para trenzarse en una disputa, el que suele repetirse muy a menudo es la queja de Blanca con respeto al dinero y a la poca voluntad de Marcos por conseguir un trabajo mejor remunerado.
- Si no fuera por mi maldita enfermedad, ya estaría trabajando y no tendría que estar pidiéndote para los gastos - siempre utiliza la supuesta enfermedad que pareciera formar parte de una masoquista cláusula y que Marcos acepta y que a la vez utiliza para castigarla riéndose de los dolares de ella y también culpándola por no haber podido darle un hijo.
De esta manera transcurre la vida de Marcos y Blanca, quienes seguramente no podrían recordar cuando hace que no pasan un día en paz.
Marcos ha pensado muchas veces en abandonarla pero inexplicablemente sigue aceptando esa vida.
Continuará
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CARTA A UNA AMANTE DESPISTADA
Clotilde:
Hoy, a muy pocas horas de haber pasado una noche inolvidable contigo, tomo la pluma para escribirte y disculparme.
Por este medio debo confesarte toda la verdad. Esa verdad a la que anoche falté, para lograr de ti esos que todos lo hombres viven deseando de la mujer y que se conoce como prueba de amor.
Espero que alguna vez puedas comprenderme y en consecuencia, perdonar mi actitud.
comienzo por descargar mi conciencia, diciéndote que ese lugar al que te llevé, no era el Hospital de Niños donde tenía internado a un sobrinito y que al llegar a la habitación descubrí que le habían dado el alta médica.
No Gertrudis eso era un hotel alojamiento y el corte de luz no fue tal, yo bajé el interruptor para quedar a oscuras, como tampoco fue verdad que escuché ese ruido que me asustó mucho y por el cual te empujé y caí encima tuyo sobre la cama.
Es tarde Clotilde, pero recién comprendo que no debí comportarme de esa manera aprovechándome de tu inocencia.
Me siento una basura Clotilde y se que no merezco tu perdón, pero quiero sentir el alivio confesando todas la mentiras que te dije, por ejemplo: Como yo sabía de tu debilidad por las golosinas, te hice creer que era dueño de una fábrica de dulces y que desde hacía varias Navidades, era proveedor de Papá Noel y que si aceptabas mis caricias amorosas, no sólo te iba a llevar a la fábrica para que te dieras el gusto de comer todo el dulce que se te ocurra sino que también te iba a presentar al señor Noel.
Sobre el mismo tema, quiero que sepas que ese chupetín que te hice probar en medio de la oscuridad, con la intención de saber tu opinión y que por lo que noté te resultó exquisito, no era un nuevo producto de la fábrica, no Clotilde, eso era una gran... mentira.
Todo lo de anoche fue un engaño, también lo de la billetera olvidada, lo de los mil dólares que te pedí prestados para comprarle garrapiñadas a mi sobrino y para colaborar con la cooperadora del Hospital de Niños, que tuve que pagarle antes de subir a la habitación, a ese señor que estaba detrás de una ventanilla, si, fue otra mentira.
Lo de la argolla de cortina que se me quedó trabada en el dedo de la mano izquierda también fue un engaño; eso era el anillo de compromiso que nunca me puedo quitar porque el reuma me inflamó toda la mano.
Te falté a la verdad cuando te dije que mi religión no permite estar más de dos minutos vestido en una habitación a oscura porque los dioses se ofenden, en cambio si uno se saca la ropa los dioses lo besan y lo acarician por fuera y por dentro.
También te mentí cuando te dije que la cerradura tenía un sistema de seguridad que una vez cerrada la puerta, por dos horas no se la puedía volver a abrir.
Con el alivio de haber confesado la verdad, me despido Clotilde no sin antes decirte nuevamente que me arrepiento de haber utilizado la experiencia que me dan los 87 años recién cumplidos, para engañar a una joven como vos de tan solo 65 años.
Atte. Epifanio
P/d. si te gustó el chupetín hacémelo saber
Por Rubén Lamónica
LA VERDAD DESNUDA DE LADY GODIVA
Cuando en 1040, Leofrico el Danés era señor de Coventry tuvo la genial idea de aumentar despiadadamente los impuestos que pesaban sobre sus vasallos
(idea muy bien aceptada por todos nuestros ministros de economía).
El pueblo Coventrino (o como se lo llame) envió a sus representantes más notables a implorar por una rebaja, pero esos representantes que tenían buenos
sueldos, gastos de representación, plus por desarraigo y otros negociados, nada lograron. Entonces decidieron hacerle llegar la queja a la esposa de Leofrico.
Lady Godiva quería tener la exclusividad en su desnudo, por eso vistió al caballo |
Doña Godiva tuvo actos de piedad con pobres y enfermos de Coventry, fue la creadora de la Fundación Godivita (que entre otras cosas regalaba juguetes el
dia de reyes).
Se decía que era muy desprendida, luego se sabría que también era muy desabotonada (desabrochada).
Lady Godiva intercedió gustosamente ante su marido para que éste rebajara los abrumadores impuestos, pero Leofrico rechazó de plano el pedido y dijo a
su mujer:
- “¿No tienes vergüenza al interceder por esos siervos planideros y viles?”.
A lo que Godiva respondió muy molesta: - “¡Los pobres no son viles!, en cuanto a planidero, no te lo puedo asegurar porque es la primera vez que oigo esa palabra” - y
agregó, - “Para demostrarte que no son viles, recorreré la ciudad a caballo trotalmente desnuda y verás el comportamiento del pueblo”.
Leofrico aceptó el reto y aseguró que si todo resultaba como su nujer creía, haría una rebaja en los impuestos.
Cuando los vasallos supieron cual sería la actitud de Lady Godiva, se encerraron en sus casas,(sorprendentemente ese día fue record de venta de taladros).
A la mañana siguiente, Lady Godiva, totalmente desnuda, recorrió la ciudad de un extremo a otro mientras las puertas y ventanas se mantuvieron cerradas.
Leofrico, cumplió con lo prometido, bajando los impuestos.
Conclusiónes:
- Eso de que nadie espió, que se lo hagan creer a magoya, serían vasallos pero no idiotas.
- Lady Godiva, no actuó así por amor a su pueblo, lo hizo porque quería pasar a la historia y Coventry no daba para otra cosa.
- Leofrico, se quedó con los derechos de comercialización del acontecimiento y con ello compensó la rebaja de los impuestos.